La investigación actual ha mostrado que en su conjunto, las adicciones tienen un componente genético que determina, junto con el efecto de factores del ambiente, de la sustancia y del sujeto, el traspaso de esta enfermedad de una generación a la siguiente. Dicha «heredabilidad» oscila entre 30 y 75% dependiendo de la sustancia en cuestión. Tomadas las adicciones globalmente, se estima dicha heredabilidad en un 50%, vale decir, el 50% de la causa de las adicciones está determinada por la biología del sujeto, sus genes, y el otro 50% determinado por el ambiente y las características que tenga el desarrollo físico y psicológico del sujeto.
Existen algunas adicciones en las cuales el componente genético es particularmente alto, como es el caso de la dependencia al alcohol o alcoholismo (heredabilidad en torno al 60%) y el caso de la dependencia a la nicotina (heredabilidad en torno al 75%). Ambas adicciones son altamente frecuentes en nuestro país, por lo que sujetos que crecen en ambientes donde estarán expuestos a dichas sustancias tienen una elevada probabilidad de desarrollar una adicción. A modo de ejemplo, si un padre tiene una dependencia al alcohol, su hijo tiene entre tres y cuatro veces más posibilidades de tener también un alcoholismo. Sin embargo, dado que la frecuencia de tener alcoholismo en la vida sin tener un familiar de primer grado es en torno al 5%, en dicho ejemplo, un hijo con padre con alcoholismo tendrá un 15 a 20% de probabilidad de desarrollar alcoholismo, pero 80 a 85% de probabilidades de no tenerlo.
